La medición del dióxido de carbono podría salvar vidas
Seguramente has escuchado hablar del químico ambiental José Luis Jiménez, su nombre y el trabajo de su equipo no son ninguna novedad actualmente. El profesor ha intentado por todos los medios llegar a la gente para advertirle que se cuide y minimice los riesgos de contagio de COVID-19 al medir el CO2 cuando se está en un ambiente cerrado.
¡Aguas con el contagio!
De acuerdo con los expertos, los casos de COVID-19 reportados al Ministerio de Salud crecen día con día. La segunda ola se nos viene encima, sobre todo con la variante OMICRON. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (DCD por sus siglas en inglés), el nuevo coronavirus se puede propagar a través de aerosoles, es decir, gotitas respiratorias o micropartículas que se producen con la respiración. Específicamente al exhalar.
¿Qué onda con el dióxido de carbono?
El dióxido de carbono o CO2 es ese gas que emitimos al exhalar al momento de respirar. Citando a la investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del CONICET, Andrea Pineda Rojas: “En el exterior, su concentración es cercana a los 400 ppm (parte por millón) y es aproximadamente constante, lo que sirve como referencia”. Por lo que los especialistas recomiendan como una medida para evitar el contagio de coronavirus por inhalación es la ventilación del aire en ambientes cerrados. La investigadora prosiguió: “Cuando uno tiene todo cerrado, el CO2 se va acumulando y aumenta su concentración, con lo cual niveles de CO2 bastante mayores a 400ppm dan una medida de la acumulación de aerosoles en un ambiente, y sugieren que es necesario ventilar, lo que significa renovar el aire”.
Básicamente, si una persona infectada respira o habla constantemente en un espacio cerrado mientras emite estos aerosoles contaminados, el aire a su alrededor, especialmente la concentración al frente de la persona, contiene virus potencialmente infectivo. Y aunque entre más lejos de la persona se disminuye el riesgo, no quiere decir que sea nulo. La distancia es importante, sí, pero lo es más el uso de mascarillas bien ajustadas y estar en lugares con una buena ventilación. Pineda Rojas nos advierte: “En lugares cerrados sin ventilación, los aerosoles se acumulan pudiendo causar contagio a distancias mayores a dos metros de la persona infectada”.
Si esto no se respeta, o sea, no se tienen las precauciones adecuadas, se corre el riesgo de que ocurran los famosos “casos de supepropagación” o “supercontagio”, siendo el más famoso el caso del coro de Estados Unidos, Skagit, que aún respetando la distancia por dos horas y media al cantar; una persona infectada logró contagiar a 52 de los 60 participantes, incluyendo a quienes estaban a una distancia aproximada de 13 metros por detrás de la persona infectada. Es por esto que se recomienda una máxima concentración de CO2 que no supere los 800ppm, recordemos que al aire libre la concentración es de aproximadamente 400ppm.
¿Qué puedo hacer para tomar medidas?
Hay buenas noticias, pues, el experto en química ambiental explica que: “Se puede medir el CO2. Por ejemplo, a través de un aparato que mide el dióxido de carbono”. Aunque el profesor Jiménez se refiere a un aparato que cuesta 150 dólares, nada accesible para las personas con un poder adquisitivo limitado y que no viven en los países de Europa.
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Entonces… ¿Mido el CO2 y ya?
Si bien es cierto que midiendo el CO2, disminuye considerablemente el riesgo de contagio, nunca es cero, y este aumenta cuando nos encontramos en un ambiente cerrado sin ningún tipo de ventilación.
No es únicamente medir el CO2, se tienen que seguir las recomendaciones de los expertos, aplicarse la vacuna, ventilar, mantener la distancia y ponerse la mascarilla para disminuir un estimado de hasta en un 90% (dependiendo el tipo de mascarilla).
¡No te confíes! Menos con la variante OMICRON que ya está aquí. Es tiempo de cuidarnos.